De lo cotidiano

Bitácora de Dalina Flores

La sangre erguida: una revelación desde la ironía

No entiendo por qué de pronto se ponen de moda escritores maravillosos como Cortázar (o no tanto, como otros, podríamos decir Bolaño), y todo el mundo, todo, todo, habla de ellos. Quisiera creer que realmente los leen. Otorguemos el beneficio de la duda: de pronto, todo el mundo está leyendo a ciertos autores que tienen múltiples méritos, más allá de los gustos particulares.

Estas modas obedecen, creo, a la popularización de ciertos discursos refrendados a partir de bienes culturales ‘impuestos’ por elites cuyos criterios son poco claros; por ejemplo, en el ‘intelectual jovenrebeldeveganovalemadres’ también conocido como hípster, es común escuchar que idolatran a Cortázar; sus citas, muchas veces apócrifas, pueblan las redes sociales, y ellos se autodenominan cronopios (yo era cronopio desde mucho antes que se pusiera de moda, aclaro 😀 ). Y creo que es muy interesante que se agrupen en torno a los principios éticos y estéticos de un autor y que además disfruten lo que leen (espero).

Lo que no entiendo es cómo ese efecto se logra con pocos autores (sin contar, claro, a los que son producto de la mercadotecnia editorial). No entiendo por qué narradores excelsos, como Enrique Serna, no están en la boca de cualquier tipo de lector. Para quienes conocemos su obra, es evidente que posee una de las narrativas más dinámicas y claras de la literatura mexicana y que todos sus textos son asequibles para cualquier competencia lecto-literaria. Serna es, sin duda, un escritor con una prosa apasionante, pues crea historias cercanas, divertidas y críticas que nos provocan y confrontan.

Acabo de leer, precisamente, La sangre erguida y creo que es una novela que tiene muchísimos méritos, además de no dar espacio para el abandono. Una vez que se inicia, no es posible dejar de leer. El ritmo, que alterna voces narrativas (la primera persona oscilante, en uno de los personajes, es súper divertida, ya que el lector puede inmiscuirse, de ‘viva voz’, en el diálogo de un coqueto y maltrecho macho mexicano con su pene) es vertiginoso al punto en que mientras leemos pasamos por todas las emociones posibles: la indignación, la risa culposa o la empatía.

En medio de esta dinámica construcción narrativa, Serna entreteje un erotismo singular donde, a través de juegos de lenguaje, autoironía y humor que raya en lo negro, nos permite atisbar en la lógica de la naturaleza masculina, si es que existe, y nos invita a recorrer un mundo de sensaciones lujuriosas llenas de viriles revelaciones.

Uno de los recursos más divertidos, porque nos permite ir construyendo la historia como rompecabezas, es la polifonía entrelazada que genera el efecto de estar frente a diversos planos de una misma entidad: el hombre, como varón, confinado a los designios de sus genitales.

De manera fragmentaria, en paralelo, Serna presenta las confesiones o vivencias de tres personajes cuyo destino parece estar definido por ‘la cabeza equivocada’; y a través de sus historias, que terminan por encontrarse, acompañamos a Juan Luis y su tierno romanticismo, inusual en un actor porno; sufrimos con Bulmaro la decadencia del macho mexicano que lo abandona todo por una mulata de fuego; y nos llenamos de las perversiones del ensombrecido Ferrán.

Es precisamente este último personaje, quien narra todo el tiempo en primera persona, el que nos confiesa la forma tan perversa en que opera la lógica masculina regida por el orgullo que le confiere la solidez de sus principios (estoy siendo eufemística).

Estas confesiones hechas casi desde el glande, en voz de sus protagonistas, logran una divertida, hilarante y transgresora novela que, al mismo tiempo, cuestiona las actitudes y principios machistas y su relación más animal, a través de un viaje por los cuerpos y su sexualidad; referencias que terminarán por seducirnos.

Sólo agrego una advertencia: no leer esta novela si no se tiene una pareja a la mano.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *