De lo cotidiano (que termina en guerra mundial) XXXVII
Yo: amor, me duele el tobillo
Él: ¿cuál?, ¿el izquierdo, verdad?
Yo: ¡sí!, ¿cómo sabes?
El: es que ahorita que te estaba viendo caminar como que güileas
Yo: ¿güileo?
Él: síp
Yo: ¡ah!, ¿o sea?, ¿me estás diciendo güila?… ¡sóbrex!
‹ Yo, la peor… De lo cotidiano (que termina en guerra mundial) XXXVIII ›