Yo, la peor…
Tercera parte Y luego están los descuidos. Porque cierto es aquel dicho con el que siempre sale mi madre: ‘tanto quiere el diablo a su hijo que hasta le saca el ojo’, o algo así, que significa que por andar queriendo tanto tanto tanto a alguien, nomás lo perjudicamos. A veces queremos protegerlos tan intensamente […]